Las bolsas llevan días moviéndose al son de las expectativas que hay puestas en la política monetaria europea. Hoy se reúne el Banco Central Europeo -BCE-, por primera vez desde julio, en un momento en el que la entidad está debatiendo si ha llegado el momento de levantar el pie del acelerador con el plan de compras de deuda que mantiene la entidad desde el año 2015. Esta decisión no es baladí, y Mario Draghi, presidente de la entidad, lo sabe. El riesgo y las consecuencias de adelantarse y cambiar el rumbo de la política monetaria de la entidad, cuando la economía no está aún preparada, es demasiado grave como para no moverse con pies de plomo.
Hay que tener en cuenta el impacto de la política monetaria en los mercados, además de sus efectos en la economía real: ante la perspectiva de que poco a poco se acercaba la subida de tipos en la eurozona, el sector bancario ha reaccionado con subidas durante los últimos meses. Cuando el calendario volvió a retrasarse, los bancos retrocedieron. Además del impacto negativo que tiene en la inflación, el efecto del euro en la bolsa también es una de las claves: la divisa se revaloriza con fuerza en 2017 por la perspectiva de más tipos -sube un 13,3%, en su año más alcista desde 2003-, y este comportamiento de la moneda, a su vez, no ha sido bueno para la bolsa, ya que los inversores han vendido acciones de forma general cuando la moneda se revalorizó, anticipando menos ingresos para las empresas que venden sus productos fuera de la zona euro.
Razones para la calma
Los expertos encuestados por Bloomberg la semana pasada no creen que Draghi anuncie nada en este momento, y consideran que esperará al evento del 26 de octubre para moverse en ese sentido. Parece lógico que el presidente del BCE, que ha demostrado su prudencia durante su mandato, espere a octubre, cuando podrá valorar los datos de inflación de agosto, septiembre y octubre, para tomar cualquier decisión. Si lo hiciese ahora, sólo habría tenido disponible el dato de agosto, desde la última reunión que tuvo la entidad, a finales de julio. Además, en esta ocasión revisarán sus previsiones macroeconómicas para el futuro, con lo que es posible que esperen para poder analizar la situación con más calma, antes de precipitarse y tomar ninguna decisión de la que luego se puedan arrepentir.
También hay que tener en cuenta que a finales de mes hay elecciones en Alemania y, como explica Manuel Ortiz-Olave, jefe de analistas de Monex Europe para Iberia, «aunque las probabilidades de que gane Merkel son altas, no se puede descartar un aumento de la volatilidad de cara a final de mes». Draghi no tiene la necesidad de darse prisa, por lo que parece raro que cambie algo con unos comicios tan importantes a la vuelta de la esquina.
El día en las bolsas
A un sólo día de conocer las conclusiones de la reunión del BCE, el Ibex 35 seguía jugando con fuego y fue el único selectivo europeo que siguió por quinta vez poniendo a prueba la fortaleza de sus soportes. El índice español cerró ayer cediendo un 0,37% hasta los 10.131 puntos, después de haberse movido entre los 10.076 y los 10.196 enteros. Los 10.134 puntos -mínimos intradía de la semana pasada- se han convertido en una zona caliente cuya pérdida podría abrir la puerta a mayores caídas, hasta los 9.800 puntos. «Es cierto que el Ibex toca mínimos, pero los índices europeos tienen que perder soportes para que haya una corrección evidente y no está sucediendo», señala Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, el portal de estrategia de inversión por técnico de elEconomista.
El selectivo español tocó por quinta vez la base del Canal de Macron, el hueco que se abrió en el mercado tras la victoria del candidato de En Marche! después de la primera vuelta de las elecciones francesas. El selectivo está mostrando una mayor debilidad respecto a otros índices de referencia y ayer cerró en rojo por tercera sesión consecutiva. Los valores más castigados del Ibex en la sesión fueron Aena, que retrocedió un 2,5%, CaixaBank, que perdió un 1,9% y fue la firma bancaria más penalizada, y Mapfre, que cedió más del 1,5%. En el lado de los alcistas, la mayor subida fue la de Siemens Gamesa, que rebotó casi un 1,5%.
Muy distinta es ahora la situación del resto de bolsas europeas. El Dax fue el índice más alcista ayer y repuntó un 0,75%. La promesa electoral de la actual canciller de Alemania, Angela Merkel, de aumentar de 500 a 1000 millones de euros el Fondo de movilidad, concebido para reducir la contaminación que provocan los vehículos diésel y evitar así que se prohíba su circulación, ha tenido su reacción en el mercado. Los tres valores que experimentaron mayores subidas ayer en el selectivo alemán pertenecen al sector automovilístico. Daimler ganó un 3,16%, Volskwagen se anotó un 1,8% y BMW sumó un 1,7%.
Fuente: eleconomista.es