Desde Bank of America Merrill Lynch, su economista jefe para Estados Unidos, Michael Hanson, ha elaborado un informe donde baraja las distintas posibilidades de que China pueda llegar a sufrir una crisis de su divisa.
«Nuestro escenario base se mantiene en una depreciación de 6,90 yuanes por dólar al final del año. Desde nuestra perspectiva, las autoridades chinas tienen un fuerte incentivo para evitar una gran devaluación de la divisa», señala este experto, quien enumera una serie de factores.
En primer lugar, podría llevar a los mercados globales a un periodo de incertidumbre y alta volatilidad, quizá peor que en agosto pasado, ya que la credibilidad de los funcionarios públicos se vería debilitada. En segundo lugar, supondría un duro golpe a los intentos de reestructurar la economía, afectando no solo la transición que busca alejar el crecimiento orientado a las exportaciones, sino también reduciendo los esfuerzos para impulsar el consumo al reducir el poder adquisitivo de los consumidores chinos. En tercer lugar, es probable que los socios comerciales de China tomas en acciones similares, disminuyendo cualquier ventaja competitiva.
El nerviosismo sobre el aumento de la deuda y la caída de las reservas de divisas han llevado a agencias de calificación como Moody’s a revisar su perspectiva para China de estable a negativa. Al mismo tiempo, muchos inversores han declarado públicamente que están preparados para una fuerte depreciación de la moneda china algo que ha generado el miedo a que la situación acabe por desatar una crisis para el yuan.
«Por ahora no vemos un fuerte riesgo, pero desafortunadamente no podemos descartar la posibilidad de un ataque especulativo a la moneda por completo, similar al de la Crisis Financiera de Asia de 1997-98», reconoce Hanson, quien hace mención a los crecientes niveles de deuda corporativa o la fuga de capitales.
Según relatan desde BofAML, después de la Crisis Financiera de Asia, muchos mercados emergentes construyeron importantes cantidades de reservas internacionales para blindarse ante otra crisis. China encabezó las listas con reservas que alcanzaron los 4 billones de dólares en 2014; las siguientes reservas (Rusia) eran apenas una décima parte de las chinas. Aún así, la reciente caída de las reservas chinas, a pesar de dejar al país con un importante escudo de 3,2 billones de dólares, ha asustado a los participantes del mercado.
Esta preocupación no es injustificada: en los indicadores tempranos de una crisis de divisas, los datos de las reservas suelen ser los mejores predictores. Además, no está claro lo que constituye un «nivel crítico» de las reservas, pero casi todos son límites establecidos arbitrariamente, aseguran desde el banco estadounidense.
Fuente: eleconomista.es