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Hace tres años: «El BCE está preparado para hacer lo que sea necesario para preservar el euro». Ahora, en su cuarto aniversario como presidente del BCE lo vuelve a afirmar, para subrayar que el organismo hará todas las acciones necesarias para llevar la inflación cerca del 2% y ayudar así a una recuperación todavía frágil.

  • «Sin duda las condiciones de las economías en el resto del mundo se han mostrado más débiles con respecto a hace pocos meses, en particular en los mercados emergentes, con la excepción de India. Las previsiones de crecimiento mundial han sido revisadas a la baja. Probablemente la desaceleración no es transitoria. Para dar una idea de cómo son de importantes estos mercados, recuerdo que valen el 60% del producto mundial y que desde el 2000 tres cuartos del crecimiento mundial se debe a ellos. La mitad de las exportaciones de la eurozona va a estos mercados.»
  • «Seguro que hay riesgos para el crecimiento y para la inflación, también a causa de la posible desaceleración de EEUU, de la que tenemos que entender bien los motivos. La crisis ha causado una fuerte disminución del crédito. Hacer que vuelva a subir depende de nosotros. Hay que realizar las reformas estructurales necesarias para aumentar la participación de la fuerza laboral y la productividad. En la eurozona hay todavía al menos 20 millones de desempleados, muchos de ellos jóvenes. Hay que devolverles al mercado laboral. Es un potencial enorme.»
  • «En los próximos meses el factor más importante será el precio de los productos energéticos. Según nuestras previsiones, la inflación estará cerca del cero, o incluso negativa, por lo menos hasta inicios de 2016. Después, el efecto de la fuerte disminución del precio del crudo entre finales de 2014 y 2015 desaparecerá del índice de precios. Esto llevara a un aumento mecánico de la inflación.»
  • «El próximo año y durante todo 2017, prevemos que la inflación aumente gradualmente. Sin embargo, lo que es importante observar hoy es que con las previsiones de septiembre ya hemos rebajado nuestras expectativas de inflación para 2017 con respeto a lo que esperábamos en marzo, cuando empezamos las compras de 60.000 millones de deuda soberana cada mes. Es decir, que hará falta más tiempo de lo previsto para volver a la estabilidad de precios.»
  • «Una buena noticia llega de las expectativas de inflación a medio plazo que, después de bajar en septiembre, han vuelto por encima del 1,7%, nivel cercano a nuestro objetivo. Se trata de cifras que, sin embargo, hay que tomar con prudencia porque estas expectativas siempre han demostrado cierta volatilidad.»

«La inflación baja tiene dos efectos. El primero es negativo porque dificulta la reducción de la deuda. El segundo es positivo porque rebaja los tipos de interés sobre la misma. El camino de la política fiscal es muy estrecho, pero es el único disponible: de un lado asegurar la sostenibilidad de la deuda, del otro ayudar al crecimiento. Si los ahorros que vienen de los intereses se utilizan para el gasto corriente aumenta el riesgo de que la deuda vuelva a resultar insostenible cuando los tipos de interés aumenten. La situación ideal sería emplear este dinero para inversiones públicas cuya tasa de rendimiento permita pagar los intereses de la deuda cuando estos vuelvan a crecer. Si se ayuda al crecimiento hoy, no se perjudican las cuentas públicas futuras. Todavía no hay nada simple, porque -como bien sabemos- no hay tantas inversiones públicas con rendimiento elevado.»

 

 

Fuente: El Economista