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Mario Draghi tiene que sacar a relucir este jueves -en la última reunión del año de la entidad- un arma secreta para que el mercado no termine decepcionado tras su comparecencia. El economista italiano se ha ganado a pulso el apodo de SuperMario desde que entró a presidir el Banco Central Europeo, primero, encarando la crisis de deuda soberana al pronunciar su famosa frase «haré lo que sea necesario para salvar al euro y créanme, será suficiente», y posteriormente implementando un programa de estímulos –QE– para tratar de luchar contra el fantasma de la deflación. 

En la última reunión de la entidad el pasado 22 de octubre, el presidente del BCE admitió que, debido al nuevo contexto de mercado -la devaluación del yuan aumentó el miedo de que el gigante asiático exportase deflación al mundo-, el programa de estímulos debía ser revisado en diciembre, cuando se tuviesen disponibles las nuevas perspectivas económicas. El día ha llegado y son muchas las posibilidades que tiene para intentar impulsar la inflación.

 

Más munición

Teniendo en cuenta que el mercado confía plentamente en el economista italiano -las bolsas se han comportado bien durante los últimos meses, aupadas por la promesa de más estímulos-, esto puede presionar al BCE a tomar una decisión fuera de lo común.

A pesar de que los expertos no descartan medidas excepcionales, la mayor parte cree que este jueves se anunciará:

  • un aumento del ritmo de las compras hasta los 70 u 80.000 millones de euros al mes -frente a los 60.000 millones actualesme,
  • un retraso en el final de las compras, hasta septiembre de 2017, o más allá si fuese necesario para alcanzar el objetivo.

Además de estas dos medidas, el consenso de mercado recogido por Bloomberg espera que se recorte la facilidad de depósito por debajo del -0,2% actual, algo que permitiría al BCE ampliar el universo de bonos soberanos que puede comprar -se limita a adquirir deuda con rentabilidades superiores a esta tasa de depósito-. Una posibilidad más consistiría en ampliar directamente la cesta de bonos que puede comprar, incluyendo deuda de regiones y ayuntamientos.

Como decisiones excepcionales -aquellas que no ha descontado el mercado- se baraja incluso que el BCE recorte el tipo de interés de referencia, por debajo del 0,05% actual, que se elimine la norma por la cual no se puede comprar deuda con rentabilidad inferior al tipo de depósito, o que se implemente una medida por la cual se escalone la facilidad de depósito, cobrando más a los bancos que más dinero dejen aparcado en el BCE. Incluso, desde Bank of America mencionan como una alternativa poco probable que el BCE cambie el objetivo de inflación.

Fuente: El economista