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La crisis en Europa desde hace tiempo que ha dejado de ser una “crisis de deuda” y en la actualidad es una mayor, que tiene como principal problema, no las cuentas fiscales sino la falta de crecimiento que agrava todos los problemas existentes.

En el marco de esta crisis, las medidas que se han aplicado por parte de los diferentes gobiernos desde el 2010 han tenido que ver con la austeridad y mejorar el balance de las cuentas públicas. Poco han tenido que ver con estimular directamente al crecimiento, que tanto hace falta.

 Es por ello, que posiblemente si la Eurozona fuera un país solo, habría voces que pedirían por una devaluación de la moneda para hacer más baratos los productos producidos fronteras adentro y con ello, estimular la exportación. Lo que llevaría a una mejora económica, según el razonamiento. Pero la Eurozona no es un país único y las exportaciones no son la única salida a las crisis.

 Lo que puede llamar la atención a varios es que desde el Banco Central Europeo no se ha dejado que se devalúe el euro todo lo que se pudo haber devaluado cuando hubo oportunidades. Aquí por oportunidades se hace mención a actos concretos que pudiendo ser de una determinada forma, han sido de otra, favoreciendo una suba del euro, en lugar de una caída.

 Algunos casos:

 Los discursos. Los funcionarios del BCE nunca hablan de un euro más bajo. Hasta cuando el euro se está desplomando, salen a hablar para calmar la caída y favorecer una recuperación.

 ¿Por qué hacen esto y no lo dejan caer? La razón principal es que cuando el euro se desploma, esto está acompañado por tensiones en los mercados de bonos europeos y en realidad lo que se trata de calmar es a este mercado. Y la calma con los bonos lleva a una recuperación del euro.

 Otra posible razón es que cada vez que el euro está en tendencia bajista, no se habla de devaluación, o más competitividad o corrección, sino que los titulares de los periódicos hablan de la “desaparición del euro”, generando temores exacerbados y se produce una histeria, que lleva a que los funcionarios hablen para calmar las aguas.

 Por otra parte, palabras que hablen a favor de un euro más bajo por parte de funcionarios actuales del banco central pueden caer muy mal en otros países. La realidad de España no es la misma que la de Alemania. Si alguien dice que le vendría muy bien a España un euro más bajo para favorecer a la alicaída economía, desde Alemania pueden argumentar, que eso tiene riesgos inflacionarios y que además les implicaría poder comprar menos cosas a sus habitantes. El foco de los problemas es distinto: Alemania busca evitar inflación y mantener el bienestar de su población, mientras que por ejemplo, España o Grecia buscarán cualquier cosa con tal de resolver sus desequilibrios. Estas diferencias hacen que sea difícil generar una devaluación del euro, incluso a través de las palabras.

Tasa de interés. Hasta ahora este ha sido el mecanismo usado que sirve para limitar al euro. Draghi rebajó las tasas a mínimos históricos (además de las megainyecciones de liquidez), con dos motivos: el anunciado públicamente, que es para evitar la deflación y brindar mejores condiciones en los mercados de deuda. Pero se puede imaginar uno que también está por detrás limitar el atractivo del euro.

Aquí también el BCE, si bien las medidas suenan fuertes, se muestra con cierta liviandad y evita en todo momento mencionar que uno de los últimos objetivos es limitar o favorece un escenario con un euro más débil.

 Esterilización. En las épocas en que el BCE compraba títulos públicos en el mercado de bonos, para limitar la suba de la tasa de interés de algunos países, todo lo que inyectaba en euros en el mercado, era luego absorbida (no se ampliaba la base monetria) para evitar presiones inflacionarias.

El BCE podría haber optado por no esterilizar las mismas y el efecto final hubiera sido de más euros en el mercado y posiblemente a un valor más bajo. Pero el banco central no hizo esto. Las razones aquí también pueden tener origen en Alemania, pero también se basa en que el principal objetivo del BCE es la estabilidad de precios y no esterilizar puede amenazar dicha estabilidad.

 No esterilizar podría tornarse riesgoso cuando los volúmenes de compras son altos. Otro factor quizás es que una de las intenciones del BCE es mostrarse lo más alejado posible de cualquier especulación de que se este financiando a un estado directamente o monetizando déficit fiscal. Uno de los motivos para evitar esto, es el de mantener la credibilidad del banco.

 Vale aclarar que si bien el euro contra el dólar (EUR/USD) cotiza por encima del promedio histórico, contra otras monedas está cerca de mínimos históricos. Aunque de todas formas, cotizar en niveles más bajos mejoraría la competitividad.

 En resumen, el BCE ha tenido oportunidades para hacer que el euro pierda peso y se devalúe pero ha dejado pasar las mismas posiblemente por presiones de algunos funcionarios, pero también por las limitaciones de sus objetivos (y estatutos) y para no arriesgar credibilidad.

 La credibilidad del BCE está alta. Si bien nadie la quiere perder, está podría ser utilizada en parte para incentivar a una devolución en el valor del euro sin hacer que el mercado de bonos europeo arda en llamas.

 Tal vez esto nunca se materialice, pero si el crecimiento le sigue siendo esquivo a la eurozona y Alemania comienza a transitar el camino de la contracción económica, las voces por un euro más bajo podrían aumentar el volumen presionando para que Draghi se sume a la “guerra de las monedas” más activamente.