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El resultado del referéndum en Reino Unido sobre su permanencia o no en la Unión Europea desconcertó a los habitantes de una Europa que esperaban precisamente la decisión contraria. La noticia del Brexit, que sorprendió incluso a los propios británicos, provocó la retirada del primero ministro David Cameron, que la semana pasada anunciaba que Theresa May sería su sucesora.

Este contexto deja muchas dudas sin resolver, sobre todo a nivel interno, pero también de cara a los países de la Unión, cuyas empresas exportan sus productos y en muchos casos tienen a Reino Unido como socio comercial estratégico.

En la jornada que se realizó en España, acerca del futuro de la UE sin el Brexit, se llegó a las siguientes conclusiones:

«Ante un fenómeno tan importante como el Brexit, tenemos que diferenciar los distintos impactos. Para Reino Unido, esto es un fracaso político y económico. Para la UE es un problema: nos han rechazado y tenemos que estudiar por qué la gente quiere salir. Creo que es una oportunidad para reflexionar por qué también desde otros países se pone en duda que la Unión sea realmente un entorno satisfactorio». Así comenzó su intervención en el debate Benguigui, quien cree que «el impacto negativo será sobre todo para Reino Unido, porque se espera que caigan las inversiones, ya que habrá quien desinvierta o se vaya a otras localizaciones», añadió.

En este sentido, durante la jornada se habló sobre todo de los sectores turístico y hotelero, «que son los que más preocupan, porque el 25% de nuestros visitantes son ingleses y en España hay 300.000 británicos residentes», contó Bernal. Idea a la que se sumó López-Vilas, quien afirma que «a corto plazo, el principal impacto que podemos prever es el de la bajada del turismo británico en España, que se notará sobre todo en determinadas Comunidades Autónomas». Por su parte, Bonet añadió que «será más caro para ellos venir a España, pero también ir a Italia, Alemania o Francia. Además, los turistas tampoco tienen muchas más alternativas, si tenemos en cuenta la situación actual del Mediterráneo. Creo que el Brexit puede afectar más a los visitantes que gastan poco, por lo que nuestro turismo podría incluso ganar valor con esta situación».

Otro de los temas que se trató durante el observatorio fue el de las exportaciones y las importaciones. De este modo, tal y como apuntó el responsable de Desarrollo de Negocio de Aberdeen Asset Management Iberia, «Reino Unido es muy dependiente de Europa, y viceversa, por lo que van a tener que alcanzar un acuerdo«. En este sentido, Benguigui cree que «el choque será asimétrico» y, por otro lado, el director internacional de la Cámara de Comercio de España explicó que «si al hecho de que van a disminuir las exportaciones al mercado británico se suma la caída de la libra, se puede pronosticar una disminución en el ritmo del crecimiento».

En el caso particular de España:

Bernal explicó que «la depreciación de la libra perjudicará a España, porque perderemos competitividad en sectores como el turístico o el hortofrutícola», ya que, tal y como detalló López-Vilas, «la caída de la capacidad de compra del público británico les llevará a países con una divisa más beneficiosa para ellos». Una opinión a la que se sumó Antón Luna, quien añadió que «el mundo ya crecía mucho menos de cómo lo hacía en los últimos 30 años -3%, frente al 3,8%- y creemos que con el Brexit caerá hasta el 2,5%, porque hay procesos de inversión que no se están ejecutando por esta incertidumbre».

El recorte que S&P y Fitch hicieron al rating soberano de Reino Unido justo después de conocerse el resultado del referéndum -que bajó la nota del país de la AAA de máxima solvencia a AA- en el primer caso, y de AA+ a AA en el segundo- fue otro de los temas que salió a relucir durante la jornada: «La realidad es que su mercado nacional va a sufrir más, crecerá el desempleo y habrá deslocalización empresarial, unos factores que S&P ha tenido en cuenta en su decisión», explicó Antón Luna.

En este sentido, Bernal cree que «la industria inglesa más afectada será la de los servicios financieros. De hecho, hay bancos que ya están buscando edificios en Dublín, ciudad que presenta ventajas en materia de idioma y de fiscalidad». Además, este analista económico cree que «La City puede ser una de las perjudicadas. No es que se vayan a desmontar los bancos, pero perfectamente pueden desplazar su backoffice o hacer cambios en figuras clave. De hecho, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) ya ha dicho clarísimamente que se va, porque no tiene sentido que permanezca en un país no europeo».

Por su parte, López-Vilas opina que «Londres es un centro de importancia mundial y, si algo ha demostrado a lo largo de las últimas décadas, es que siempre ha salido con mucha solidez de los escenarios de crisis o recesión, porque es un polo de atracción incuestionable para inversiones de todo el mundo». En este sentido, Bonet explicó que esta ciudad «seguirá siendo un centro financiero aún fuera de la Unión, porque, de hecho, siempre ha mantenido una distancia prudencial con respecto al resto de la UE. Así, en estas negociaciones que se abrirán, este sector será prioritario para negociar».

 

Fuente: eleconomista.es