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La sede central del BCE en Frankfurt (Alemania). // EFE

 

La Reserva Federal (Fed) ya lleva cuatro meses reduciendo balance y subió tipos en tres ocasiones en 2017. En otras palabras, está recargando su arsenal para afrontar la próxima crisis económica en un momento en el que el ciclo de EEUU ya ha pasado a la fase más madura. El BCE tan solo ha anunciado el repliegue y para muchos analistas no se espera que comience a subir tipos y deje de comprar activos hasta 2019. Demasiado tarde para tener munición suficiente ante la próxima recesión. Además los expertos anticipan dificultades para reducir balance llegado el momento, «nadie querrá comprar bonos soberanos».

Una lección grabada a fuego tras la crisis económica que ha atravesado Europa es que ningún país podrá salir de ella sin la ayuda del BCE. Bajo el paraguas del banco central, los estados del sur han salido de la recesión gracias a las condiciones que ha propiciado Draghi, presidente del organismo, y su equipo de tipos bajos. En plena expansión, con Europa creciendo a velocidad de crucero, toca retirada y armarse para la próxima batalla.

Muchos expertos y analistas empiezan a temer que Frankfurt, enfrascado en los cambios de silla, esté llegando tarde al endurecimiento de su política monetaria. De momento, el BCE solo ha anunciado un cambio en su mensaje sin poner fecha a la retirada de estímulos. En el seno del consejo todavía se debate cómo se va a ejecutar. Todo parece indicar que la reducción de las compras será progresiva y hasta entrado 2019 no habrá reducción de balance ni subida de tipos.

«La desaceleración económica será inevitable y no creo que el BCE tenga tiempo para reducir su balance antes de la próxima crisis», señala Christopher Dembik, jefe de análisis macro de Saxo Bank. El experto está convencido que la institución que dirige Mario Draghi está rezagada en el ciclo económico.

No es el único que lo piensa. El director de inversiones de Ilmarinen Mutual Pension Insurance, Mikko Mursula, opina en la misma línea y le preocupa que el BCE decida sacar bonos al mercado de su balance. «Hay muchos más inversores asustados por este motivo: ¿Cómo va a salir el BCE de esta situación? ¿Y quién será el comprador?», comenta a Bloomberg.

Pero el BCE todavía no ha soltado prenda de cómo reducirá sus activos. Hay que mirar a EEUU para encontrar alguna pista. La Fed solo está reinvertiendo parte de lo vencimientos y el resto se deja drenar. Las caídas de comienzos de febrero se desataron por las ventas masivas de los bonos soberanos ante la posibilidad de un endurecimiento de las políticas monetarias de los bancos centrales.

Con el programa de compras de deuda el BCE, el mercado ha estado anestesiado y todavía está comprando bonos a un ritmo de 30.000 millones de euros al mes hasta septiembre. En la última semana adquirió 8.080 millones frente a los 9.229 millones de la semana anterior. La mayor intervención se hizo en deuda pública al adquirir 5.690 millones.

No tiene sentido comprar bonos

No hay hoja de ruta todavía ni ninguna señal de que el próximo paso suponga un reducción de los activos del BCE. De hecho, el propio Mario Draghi se pronunció a favor de una disminución progresiva y los miembros del consejo del banco no se cansan de repetir que los vencimientos de deuda en balance se seguirán reinvirtiendo.

Desde Nordea apuntan que las inyecciones de liquidez del BCE no registrarán cambios este ejercicio. Niels Christensen, jefe de estrategia de la firma, puntualiza a sus clientes que la retirada de compras se anunciarán a final de año. «Sería sorprendente que el BCE a más tardar al final del primer trimestre de 2019 no haya dejado de comprar bonos por completo», indica.

Reima Rytsola de Varma Mutual Pension Insurance plantea que «ahora mismo no tiene sentido comprar deuda», explica el gestor que indica que los inversores que están dentro del mercado están esperando a que las tasas de interés repunten.

Fuente: eleconomista.es