El momento de pánico llegó en junio de 2016 desde Reino Unido, tras conocerse que los británicos habían votado separarse de la Unión Europea, la libra cayó hasta niveles de 1985, siendo uno de los principales efectos de esta bajada, al igual que la devaluación china, la exportación de deflación.
Pero, en este maremágnum, hay un cruce que está viviendo el trimestre más tranquilo de su historia: el euro/dólar. A este respecto, en el tercer trimestre de este año, que finalizará en septiembre, la diferencia entre el máximo y el mínimo del cruce es del 2,2%, la más baja desde que el euro se introdujo en los mercados financieros mundiales el 1 de enero de 1999.
Así, la cota más baja desde julio se sitúa en los 1,0977 dólares, frente a los 1,1224 que suponen su nivel más elevado. Un balance casi irrisorio frente a otros cruces registrados, como el 15% de diferencia que se produjo entre ambos extremos en los tres primeros meses del año pasado, cuando el inicio de las compras de deuda por parte del Banco Central Europeo (BCE) y la expectativa de una subida de tipos en Estados Unidos llevaron a la moneda común al borde de la paridad, los 1,0496 dólares, la cota más baja desde 2003 y que contrastaba con los 1,21 dólares registrados a principios del ejercicio (ver gráfico).
Según los expertos, una de las razones de esta calma, es la incertidumbre sobre la actuación de los principales bancos centrales del mundo y, por otro lado, que el par pudiese estar acercándose a su precio justo.
Los analistas dan algunas pistas al respecto: los dos grandes reguladores monetarios -Reserva Federal estadounidense y Banco Central Europeo- como no podía ser de otra manera, son una pieza clave en este momento. Son los grandes protagonistas en este mercado, ya que el rumbo de su política monetaria ha marcado el movimiento de las principales monedas de parqué durante los últimos años.
Por otro lado, las bolsas del país norteamericano se encuentran actualmente en máximos históricos, lo que les deja un potencial medio inferior al de sus homólogas europeas, la mayoría de las cuales están en negativo en el año (aunque el Dax está a un nimio 0,03% de cambiar de signo).
Fuente: eleconomista.es