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(…) con un Trump que podría desencadenar un conflicto total para debilitar el dólar.

Un crecimiento económico débil, ausencia de inflación y la cercaría de las elecciones presidenciales en EEUU: este puede ser el escenario perfecto para que la ‘guerra fría’ de divisas se convierta en un conflicto en toda regla con intervenciones directas en el mercado. Hasta ahora, la armas usadas durante esta ‘guerra fría’ han sido la palabra, las bajadas de tipos de interés y las compras masivas de activos. Todos ellos han sido movimientos enfocados a llevar la inflación hasta el objetivo de cada bloque monetario, pero con el resultado ‘supuestamente no intencionado’ de debilitar la divisa para alcanzar dicho nivel de precios y de paso revitalizar la economía a través de las exportaciones. Hoy, con la mirada puesta en las elecciones de 2020 y en los movimientos de los bancos centrales de otras regiones, Trump podría llevar la guerra fría hacia una zona mucho más caliente.

Tres de julio de 2019: «China y Europa están jugando a manipular sus divisasinyectando dinero dentro de sus sistemas con el objetivo de competir con EEUU. Nosotros deberíamos hacer lo mismo o seguir siendo el tonto que se siente y mira educadamente». Como no podía ser de otra forma estas declaraciones pertenecen a un tuit de Donald Trump que esconde una estrategia. El presidente y sus asesores estarían buscando la mejor vía para depreciar el dólar y estimular la economía.¿Y si Trump tiene razón cuando ataca a Europa? El euro está un 22% infravalorado, según la teoría de paridad de poder adquisitivo

Los estrategas de forex de ING reconocen la convergencia que se está produciendo en los ciclos económicos (hacia una desaceleración) podría suponer la vuelta de las guerras de divisas. «Esto parecería una afirmación escandalosa poco tiempo atrás, pero la frustración de EEUU podría desembocar en un presidente que considere las intervenciones directas para debilitar al dólar».

Desde 2011 a esta parte, el dólar ha sufrido una apreciación de casi el 30% contra una cesta de las principales divisas del mundo. La divegergencia de los ciclos (EEUU creciendo y la Fed mirando a la subida de tipos) mientras que la Eurozona y Japón sufría ha provocado parte de esa fortaleza del dólar, que se agudizó con los problemas en los emergentes. 

Joaqchim Fels, economista de Pimco, cree que hemos entrado en la tercera fase de una ‘guerra fría’ de divisas que podría intensificarse. Las dos primeras fases estuvieron protagonizadas por las bajadas de tipos, las palabras y los programas estímulos que protagonizaron los bancos centrales. Ahora, en esta tercera fase los política podrían jugar un papel más activo, lo que amenaza con mermar la independencia de la banca central en los países desarrollados y la vuelta a las intervenciones directas en el mercado de divisas. Sin la colaboración de estos organismos para casi imposible debilitar una divisa por mucho tiempo.

«La intervención verbal y tuiteada del presidente Trump pidiendo un dólar más débil ha vuelto, la Reserva Federal de EEUU ya deja entrever que habrá un recorte de tipos en la próxima reunión, el Banco Popular de China ha estado flexibilizando la política varias veces este año, y tanto el Banco Central Europeo y el Banco de Japón ha insinuado que van a ser más expansivos en lo que resta de año», explica Fels.

«A corto plazo, la intervención monetaria directa por parte de la administración de EEUU parece poco probable (por ahora), ya que hay demasiadas preguntas sin resolver que giran en torno a la escasa capacidad de actuación directa. Trump contaría con una munición de aproximadamente 100.000 millones de dólares del Fondo de Estabilización de Cambios (ESF por sus siglas en inglés) del Tesoro de los EEUU», sostiene Fels.

Este fondo se ha usado durante varias etapas pero siempre para intervenir en momentos diferentes al actual. Por ejemplo, en 1994 la Administración Clinton usó este fondo para ayudar a estabilizar la economía mexicana y el peso. En 2008 también se usó para mantener el funcionamiento de los mercados monetarios.

«Otra duda es si la Fed acompañaría la intervención del Tesoro y a qué divisas iría dirigida (probablemente euro, yen y yuan) y cómo los bancos centrales y los gobiernos extranjeros reaccionarían ante un intervención estadounidense ‘hostil’. Ninguna de estas preguntas es fácil y estoy seguro de que algunos analistas del Tesoro de EEUU están trabajando horas extras en estos temas», comenta Fels.

Sin la ayuda permanente de la Reserva Federal, la orden presidencial de usar el ESF tendría límites, por lo que el efecto sobre el dólar sería tan sólo temporal y suponiendo que el resto de países afectados no tomasen medidas similares de forma inmediata para depreciar sus divisas.

Alan Ruskin, estratega de Deutsche Bank, comenta en una nota que una intervención en el mercado de divisas que nace del presidente de EEUU y obligase a la Fed a colaborar «sería una forma de apoderarse de la palanca monetaria, usurpando la independencia de la Fed». El organismo dirigido por Jerome Powell es el que cuenta con la capacidad ilimitada para ampliar su balance, al contrario que el ESF que cuenta con una dotación de dólares limitada.

¿Será capaz Trump?

El experto del banco alemán cree que esta intervención causaría varios conflictos internos y globales: «Uno sería entre el presidente, sus asesores económicos y el Tesoro de EEUU; otro entre la Administración Trump y el Tesoro con la Reserva Federal; y el último entre EEUU, los aliados del G7 y probablemente todo el G20». No obstante, Donald Trump no ha dudado en acusar a la Eurozona de devaluar su divisa y a otros muchos países manipular la suya.

A pesar de la probable revolución política y económica a nivel global, los expertos no descartan que Trump termine usando todo su poder para vender dólares en el mercado y depreciar su tipo de cambio. Chris turner y Francesco Pesole, economistas de ING, señalan que «visto el amplio uso que Trump hace de los poderes ejecutivos, incluida la oscura ley para bloquear la inmigración mexicana indocumentada, no sería un gran cambio que la Casa Blanca intentase usar todos los métodos disponibles para influir en los tipos de cambio».

Todo ello a pesar de que, en teoría, EEUU apoyó de forma activa y firmó, a través de un Comunicado del G20 de marzo de 2018, para abstenerse de las devaluaciones competitivas. Sin embargo, el atractivo de un dólar más débil para respaldar el crecimiento de la economía de EEUU y ganar unas elecciones presidencias en 2020 puede ser demasiado grande.

Según los expertos de ING, atendiendo a la Gold Act de 1934 el presidente y el Tesoro de EEUU pueden usar el oro y las divisas para estabilizar el tipo de cambio. La propia norma autoriza al presidente a utilizar el oro y las intervenciones en el mercado de divisas para estabilizar los precios y proteger las exportaciones contra los efectos las divisas depreciadas de otros países. «En resumen, parece claro que la autoridad para intervenir en el mercado de forex no reside ni en el Congreso ni en la Fed, sino en el presidente».

Fuente: eleconomista.es