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La divisa británica continúa con su caída tras anunciar este fin de semana Theresa May el calendario de salida de la Unión Europea. Frente al dólar, la libra ha roto los mínimos de 1,2767 intradía de julio y ya cotiza por debajo de los niveles alcanzados tras la votación del Brexit frente a 29 de las 31 divisas con las que se cruza. Está profundizando mínimos desde 1985.

La primera ministra británica, Theresa May, aseguró este domingo que Reino Unido activará el protocolo para su salida de la Unión Europea, comenzando con la invocación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, a finales de la fecha límite de marzo de 2017. Esto significa que la salida completa de Reino Unido tendrá lugar en primavera de 2019, antes de las próximas elecciones generales.

Ayer, la libra sufrió fuertes caídas, marcando incluso mínimos de tres años frente al euro, caídas que continúan hoy ante el temor de los analistas a una salida ‘dura’, sin una negociación clara con una Unión Europea que no quiere negociar hasta que se active de manera efectiva dicho artículo 50.

En su cruce contra el euro, según las previsiones que ofrece Bloomberg, los expertos estiman una apreciación del 1,8% a favor de la divisa británica, hasta cerrar el ejercicio en 1,16 euros. A pesar de este respiro de cara a final de año, de cumplirse dicha previsión la libra finalizaría 2016 con una depreciación del 14.5% frente a la moneda comunitaria. Los analistas no esperan sorpresas de cara a final de año en el par libra/dólar, ya que estiman que terminará el ejercicio en 1,28, un nivel que mantendrá hasta el segundo trimestre de 2017.

En el mercado se sigue esperando que el Banco de Inglaterra, que ya bajó tipos de interés en agosto por primera vez en siete años, continúe tomando medidas para contrarrestar las esperadas consecuencias económicas de la decisión de abandonar la Unión Europea.

De hecho, las palabras de May han resuelto una de las grandes dudas, el calendario de la salida, pero todavía quedan muchas. Especialmente sensible es el tema de la inmigración, ya que una legislación muy dura sería una traba muy seria en una negociación con la Unión Europea sobre cualquier tratado comercial.

 

Fuente: eleconomista.es