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Jörg Meuthen, co-líder del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD)

La composición de la eurozona actual no resulta viable y debería contemplarse una separación entre las economías más fuertes y aquellas más débiles, según Joerg Meuthen, co-líder del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que defiende la necesidad de crear un euro para Alemania, Austria, Países Bajos y Finlandia, mientras que otros países como Francia, España e Italia deberían quedar fuera y examinar la conveniencia de crear su propia moneda común.

La Eurozona se debería dividir en dos, con un grupo fuerte alrededor de Alemania y otro débil que incluya a Francia, dijo el colíder del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) party, Jörg Meuthen, en una entrevista con Reuters.

«El euro siembra la discordia en Europa, que tiene diferentes culturas de divisas y diferentes niveles de competitividad», sostiene Meuthen.

El AfD ha subido hasta el 15% en los sondeos de opinión antes de las elecciones federales alemanas del próximo septiembre, pero ningún otro partido quiere formar coalición con él.

Meuthen, en conversación telefónica, sostiene que la economía alemana podría sufrir un año o dos a causa de esa división en la zona euro.

«El euro es demasiado fuerte para los países del sur de Europa, mientras que para Alemania y otros es demasiado débil», dijo.

«Es concebible que los países más débiles se vayan», añadió, citando a Italia, España, Portugal y Francia. Grecia es tan débil que ningún país quiere compartir divisa con él, dijo.

Un núcleo fuerte

Alemania, Austria, Holanda y Finlandia deberían permanecer en el núcleo del euro, dijo, pese a que una divisa más fuerte dañaría su exportaciones.

«Eso podría provocar una frenazo económico (en Alemania)», sostiene. «Es imposible cuantificarlo. Pero en mi opinión se acabaría en uno o dos años», añadió.

Meuthen se distanció de una propuesta de la líder francesa de extrema derecha Marine Le Pen relativa a que Francia debería abandonar el euro pero cambiaría a una nueva divisa nacional acompañada de un marco similar a la era previa al euro con el ECU.

«La salida del euro no se debería vincular con un sistema de tipos de cambio fijos», explica este político. «Las divisas necesitan poder respirar», añade. De este modo los tipos de cambios recuperarían su función de amortiguador de la balanza por cuenta corriente y de la competitividad.

Fuente: elconomista.es