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Tercera jornada de caídas consecutivas para el petróleo, incluyendo el desplome del lunes que superó el 11%. Estos descensos han llevado al barril de Brent a situarse en niveles mínimos de 17 años tras perder los 27,88 dólares, niveles mínimos marcados en 2016 en plena estrategia de Arabia Saudí para inundar el mercado de petróleo barato. Ahora la situación es un tanto más grave para el ‘oro negro’, pues no solo Riad ha anunciado que va a bombear más crudo que nunca, Rusia -segundo productor mundial- también tiene planes para abrir las espitas y elevar sus niveles de producción de crudo.

El petróleo Brent ha llegado a perder por momentos los 27,88 dólares, llegando a caer hasta los 27,57 dólares el barril, niveles que no se veían desde octubre de 2003. El colapso del precio del petróleo parece no tener precedentes, sobre todo porque los 27 dólares de hoy probablemente no tienen nada que ver con los 27 dólares de 2003 si se descuenta el aumento de la inflación durante estos 17 años. Por su parte, el petróleo West Texas, de referencia en EEUU, corrige en la sesión alrededor de un 6% y cae a los 25,8 dólares, también niveles mínimos desde 2003.

Es probable que la presión bajista continúe hasta que haya indicios de que Arabia Saudí y Rusia puedan llegar a un acuerdo o hasta que se produzca un cambio por el lado de la demanda, como sería una mejora de las perspectivas sobre el impacto del coronavirus. Ambas situaciones parecen improbables a corto plazo.

Arabia Saudí y otros países de la OPEP (Irak ya se ha desmarcado y pide una reunión urgente de la OPEP para controlar la caída) pretenden ganar cuota de mercado produciendo mucho más petróleo a un precio más barato. De este modo, los países que incurren en menores costes de producción (Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo) expanden sus ventas de crudo expulsando a los productores menos eficientes, como es el caso de las empresas de fracking en EEUU, que necesitan un petróleo cercano a los 50 dólares para sobrevivir.

A toda esta dispuesta por el lado de la oferta se ha unido el duro golpe que está suponiendo el coronavirus sobre la economía. El menos crecimiento de la actividad se traduce directamente en una menor demanda de crudo. La Agencia Internacional de la Energía prevé que este año sea el primero que registre un descenso de la demanda desde 2009.

La confluencia de estos factores está llevando al precio del Brent a rozar los mínimos de 2003 durante parte de la sesión, que se encuentran por debajo 27,88 dólares. Algunos organismos calculan que se podrían producir hasta 4 millones de barriles más de los que se demandan cada día cuando Arabia Saudí y Rusia pongan su maquinaria a funcionar a pleno rendimiento. Esta abrumadora sobre-oferta desencadenará un drástico aumento de los inventarios de petróleo a nivel global.

Fuente: eleconomista.es