molFX

petroleo-grafico-colores.jpg

El futuro sobre el West Texas llegó ayer a -40 dólares

La vertiginosa caída del petróleo americano que se produjo ayer ha hecho que surjan muchas dudas sobre los mercados de la materia prima. La más evidente, ¿cómo puede ser que el petróleo tenga un precio negativo? ¿Puede una materia prima valer menos que 0? La respuesta es no.

El petróleo tiene valor, pero el precio que ha llegado a cotizar en negativo es el de los contratos de futuro. ¿Qué son estos productos financieros y cómo funcionan?

Los contratos de futuro son un contrato que se firma entre dos partes, por el cual una parte se compromete a comprar algo en una fecha determinada, a un precio determinado, y la otra a venderlo. Los futuros son útiles, por ejemplo, para que un productor de una materia prima se asegure hoy el precio al que venderá sus existencias en una fecha futura, cubriéndose las espaldas de los cambios de precio que se puedan producir en este periodo.

Esto se conoce como operaciones de cobertura. Las dos partes deben poner una garantía y se establecen unas condiciones (el día X, esta persona pagará a esta otra persona por cantidad de materia). Cuando llega el día, el contrato se ejecuta y las dos partes deben cumplir con lo acordado, o quien no lo haga tendrá que entregar su garantía.

Hoy, la realidad es más compleja, y estos contratos se utilizan como instrumentos financieros que cotizan (su precio varía diariamente, e incluso a horas en las que los mercados convencionales están cerrados) en mercados organizados, y que, como se ha visto en los futuros de petróleo, pueden llegar a alcanzar un precio negativo, si se dan una serie de circunstancias que son muy poco habituales. Tan poco, que nunca antes en la historia del petróleo americano esto había ocurrido.

La particular forma de liquidar el contrato en el NYMEX

Imagine que una persona física o jurídica (un fondo de inversión) quiere poder invertir en el precio del petróleo, pero quiere evitar el engorro de comprar un barril de casi 170 litros, el tamaño estándar en Europa y Estados Unidos, guardarlo durante un tiempo, y venderlo posteriormente cuando haya subido de precio, lo que se conoce como operaciones especulativas.

Los contratos de futuro sobre el petróleo permiten que esto sea posible, y hay todo un mercado de estos contratos que se utilizan con este fin, hasta el punto de que se utilizan los futuros como precio de referencia del petróleo, y no el precio al que se vende al contado.

En la caída del barril hasta precios negativos ha influido un factor raro y característico del mercado estadounidense: la forma de liquidación de los futuros en la Bolsa de Materias Primas de Nueva York (NYMEX).

Cuando un contrato de futuro en este mercado llega a su vencimiento (a la fecha en la que se acordó que se realizaría el intercambio final), está establecido que el contrato se liquide por entrega física, algo muy poco habitual en los mercados. Es decir, el dueño del futuro recibe físicamente los barriles de petróleo que representan el contrato. En el caso del NYMEX, recibe barriles del tipo West Texas Intermediate, el de referencia en Estados Unidos.

Cuando en el NYMEX vence un futuro, el propietario de ese contrato tiene unos cuantos días para indicar al mercado cómo y dónde quiere recibir su mercancía (cada contrato es de 1.000 barriles, unas 170 toneladas de petróleo). 

Si un inversor no consigue vender el futuro a un comprador que sí puede almacenarlo, o utilizarlo en un proceso de producción (una refinería, un vendedor de petróleo…) y el contrato vence, en Estados Unidos existe el almacén de Cushing, en Oklahoma. Aquí se quedan guardados los barriles, a nombre del dueño, para que pueda negociar con ellos en otro momento, y también desde Cushing parte un entramado de oleoductos que distribuyen el producto por todo Estados Unidos.

No queda sitio en el almacén: petróleo en negativo

Lo que ha ocurrido es que este almacén, en el que caben unos 76 millones de barriles, está prácticamente lleno, y cada vez es más difícil poder reservar un sitio donde guardar la mercancía. En las últimas semanas ha superado los 55 millones de barriles, según datos de Bloomberg, y se llena rápidamente.

Ayer, un día antes de que venciesen millones y millones de dólares en futuros sobre petróleo, los inversores entraron en pánico al prever que no van a poder guardar la materia prima en el futuro, y llegaron a vender el barril en precios negativos, hasta que la cotización de los contratos de futuro llegaron a caer por debajo de -40 dólares el barril (-40.000 dólares por cada contrato). Es decir, ayer se pagaba hasta 40 dólares por cada barril a quien quisiera hacerse responsable de este producto.

Nada vale menos que nada, pero lo que ayer llegó a cotizar en negativo no es exactamente un barril de petróleo, si no el hecho de que ese barril hay que guardarlo en algún lugar. Y almacenarlo, o incluso desprenderse de él, tiene un coste. Al fin y al cabo, uno no puede tirar en cualquier contenedor 170 toneladas de petróleo sin perjuicio para el medio ambiente, o sin que el regulador medioambiental tenga algo que decir.

Fuente: eleconomista.es