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La más reciente reforma regulatoria en Estados Unidos tras el colapso de Lehman Brothers está repercutiendo en todo el sistema financiero, creando la posibilidad de que haya una restricción de financiamiento a corto plazo para las empresas y los gobiernos locales.

Las normas no han entrado en vigor, pero ya sacuden el sector del mercado de dinero, que mueve US$2,7 billones. Casi US$500.000 millones han entrado, salido o han sido movidos entre estos fondos, los cuales son utilizados por los inversionistas para guardar su efectivo y por los deudores para obtener liquidez de corto plazo.

Pese a que algunos indicadores muestran estrechez en los mercados de financiación a corto plazo, cualquier vacío creado por los flujos de efectivo ha sido llenado rápidamente por liquidez generada por el banco central. La preocupación entre los prestatarios es lo que sucederá cuando la situación vuelva a la normalidad y la tensión aumente. Un temor más amplio es que las nuevas normas reduzcan la emisión de crédito y se vuelvan un lastre, por más mínimo que sea, para la economía.

Las nuevas reglas, que regirán a partir de octubre, buscan prevenir otra corrida contra el sector, como ocurrió después de que un fondo que poseía deuda del banco de inversión Lehman Brothers colapsó. Se suponía que los fondos de mercado de dinero nunca registrarían pérdidas, pero durante el pánico, los inversionistas retiraron casi US$150.000 millones de la industria en una semana. Eso restringió la liquidez para las empresas de Estados Unidos y los bancos globales, amenazando con profundizar la crisis. El riesgo acabó cuando el gobierno intervino para garantizar estos fondos. Las nuevas normas se centran en los llamados fondos prime que invierten en deuda empresarial de corto plazo, normalmente con vencimientos de entre unos días y un año. Otros tipos de fondos invierten en deuda municipal o gubernamental a corto plazo.

Hay dos cambios importantes: los fondos prime deben poseer más deuda de plazos sumamente cortos y ya no pueden afirmar que los inversionistas no perderán dinero. En la jerga de la industria, el valor neto de los activos de estos fondos fluctuará, en lugar de mantenerse a US$1 más allá de los que pase en el mercado.

En los últimos 12 meses, más de US$420.000 millones han sido retirados de los fondos prime de mercado de dinero, lo que ha reducido la suma de los activos gestionados a menos de US$1 billón por primera vez desde 1999, según el Investment Company Institute, la asociación del sector. El dinero ha pasado a fondos de mercado de dinero que invierten en deuda soberana, los cuales han crecido de US$991.000 millones a US$1,5 billones.

Los fondos que poseen deuda del gobierno federal estadounidense son los grandes ganadores debido a que, según las nuevas normas, aún pueden prometer que las inversiones no perderán dinero. Sin embargo, el mundo no necesita que fluya más dinero hacia los bonos soberanos.

El otro lado de la moneda es que los US$420.000 millones que solían ser prestados a las empresas, principalmente en forma de papeles comerciales, han desaparecido del sistema. Eso ha obligado a las compañías a hallar nuevas formas de financiamiento, ya sea a través de préstamos bancarios o la venta de bonos a plazos más largos. Ambas alternativas pueden ser más costosas. Peter Crane, de Crane Data, que sigue de cerca los fondos de mercado de dinero, estima que otros US$500.000 millones podría salir de los fondos prime.

Las empresas también han usado estos fondos para guardar su exceso de efectivo, pero las nuevas normas han obligado a muchas de ellas a recurrir a los fondos de mercado de dinero gubernamentales, que pagan menos.

“El efecto acumulado será reducir la liquidez”, advierte Thomas Deas, presidente de la junta de la Asociación Nacional de Tesoreros Corporativos, quien en abril se retiró del fabricante químico FMC Corp. Las nuevas normas también disminuirán la flexibilidad, lo que podría llevar a las empresas a ser más cautelosas con sus gastos.

Los otros grandes perdedores son los gobiernos estatales y municipales. Para cumplir con otra serie de nuevos requisitos, los operadores están retirando el dinero de sus clientes de los mercados de dinero que invierten en deuda municipal. Estos mercados otorgan préstamos de corto plazo a gobiernos, y los activos en estos fondos ya han caído en los últimos 12 meses de US$246.000 millones a US$183.000 millones.

El costo de endeudamiento de estos gobiernos ha aumentado de 0,03% el año pasado a 0,48%, lo que incluye el aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal en diciembre, según Anthony J. Carfang, director gerente de Treasury Strategies, que asesora a gobiernos y empresas sobre cómo administrar su dinero.

Varios indicadores muestran tensión en estos mercados de corto plazo, pero el riesgo real es lo que sucederá cuando haya una restricción de liquidez. Estos mercados suelen estar bastante segmentados, con diferentes tipos de compradores que obtienen distintas fuentes de financiamiento.

Las compañías y los municipios con las calificaciones más altas no tendrán problemas para financiarse. Sin embargo, eso podría dejar a otros peleándose por las sobras. “La escasez es empujada hacia los deudores más pequeños y menos solventes”, afirma Carfang.

Al igual que los bancos, los fondos de mercado de dinero estarán menos expuestos a los riesgos. La prueba para las nuevas normas será ver si las mejoras de seguridad pesarán más que el impacto económico de la reducción de los préstamos y la liquidez.

 

Fuente: wsj.com