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La decisión de la Reserva Federal de subir por cuarta vez este año los tipos de interés y atisbar al menos otras dos vueltas de tuerca más a la manivela monetaria el próximo año sentó como un jarro de agua fría entre el mercado. Con el 60% del S&P 500 ya en un mercado bajista, el Nasdaq Compuesto también cayendo un 20% desde sus últimos máximos y el Dow Jones borrando más de 600 puntos el jueves, cuando tocaba mínimos de los últimos 14 meses, los síntomas de un brusco debilitamiento en el horizonte siguen generando malestar entre los inversores.

Uno de ellos está en el aplanamiento de la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU, algo que se produce cuando el diferencial sobre el interés entre el bono a 2 años (corto plazo) y a 10 años (largo plazo) se aproximan. Durante la penúltima jornada de la semana, dicha brecha llegó a cerrarse de nuevo en 9,5 puntos básicos, tocando de nuevo niveles no vistos desde el segundo trimestre de 2007, cuando la crisis financiera comenzaba a despuntar.

La historia sugiere que una vez dicha curva se aplana o peor aún llega a invertirse , la renta variable tiende a flaquear durante los próximos dos años, ya que la economía finalmente comienza a debilitarse.

 

¿Cuándo empieza la recesión?

Según Azhar Iqbal, economista de Wells Fargo Securities, el margen de tiempo entre la inversión de la curva y el comienzo de una recesión económica puede oscilar entre 8 y 23 meses, por lo que una posible contracción económica podría coincidir, o no, con las próximas elecciones presidenciales. De ahí, que haya alguna voz que apunte a una posible bajada de tipos a partir de 2020.

Algo que no parece comulgar, al menos de momento, con la Reserva Federal. El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) elevó el miércoles por cuarta vez en lo que llevamos de año en 25 puntos básicos los tipos de interés, situando el precio del dinero en un rango de entre 2,25% y el 2,50%. Sin embargo, sus ajustes a corto, medio y largo plazo no implicaron un tono tan acomodaticio como se esperaba.

De hecho, entre tímidas revisiones al crecimiento económico, con un PIB que avanzará un 2,3% el próximo año, dos décimas menos de lo previsto pero por encima de su potencial, o una inflación sobre el consumo personal subyacente, que se corrigió una décima a la baja pero que sigue alcanzando la meta del 2% en 2019, los altos funcionarios del banco central siguen planeando subir los tipos por encima de la tasa neutral, es decir, el nivel en que la política monetaria no es ni acomodaticia, ni tampoco restrictiva, durante los próximos tres años.

En sus nuevas proyecciones, el FOMC estima que las tasas federales a corto plazo encontrarían dicho equilibrio en el 2,8%, dos décimas menos de lo previsto en septiembre. Sin embargo, el diagrama de puntos, o dot plot, señala que la media de sus miembros observa el precio del dinero en el 2,9% a finales de 2019, es decir, observan al menos dos subidas de tipos que llevarán la política monetaria a un terreno restrictivo. En 2020 y 2021, cuando la economía crecerá un 2% y un 1,8%, la Fed indica que los tipos se asentarán en el 3,1%.

Durante la rueda de prensa posterior ofrecida por el presidente de la Fed, Jerome Powell, el guardián que vela por el pleno empleo y mantener la inflación en cintura, incidió en que las «decisiones de política monetaria no siguen un curso preestablecido» pero indicó que los tipos se encuentran ya en la parte baja de la tasa de equilibrio, confirmando así que las próximas subidas tendrían un efecto más restrictivo.

 

Incertidumbre y eventos imprevistos

Pero, para curarse en salud, recordó que «la historia confirma que los eventos imprevistos pueden afectar la economía y cambiar nuestras proyecciones» reconociendo, eso sí, que en estos momentos el FOMC tiene «la capacidad de ser paciente».

«Ajustaremos la política monetaria, lo mejor que podamos, para mantener la expansión, un mercado laboral fuerte y la inflación cerca del 2%» añadió. Sobre las presiones procedentes de la Casa Blanca y especialmente del presidente de EEUU, Donald Trump, el máximo funcionario de la Fed dejó claro que «nada impedirá hacer lo que creemos que es lo correcto».

La decisión de la Fed se produce en un momento en que las subidas graduales implementadas por el banco central desde diciembre de 2015, tras ocho años acomodadas entre el 0 y el 0,25%, se dejan notar tanto en los consumidores como en las empresas. Síntomas que ya hacen acto de presencia en la industria inmobiliaria y automotriz.

 

 

Fuente: eleconomista.es