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La economía de EEUU está a días de conseguir la expansión económica más larga de su historia. En el mes de julio este ciclo de crecimiento cumplirá 121 meses (casi 11 años) frente al anterior récord establecido entre 1991 y el año 2000, que duró 120 meses. Los ciclos están siendo cada vez un poco más largos pero también es cierto que son menos intensos, se logra que la economía avance durante más años pero a un ritmo inferior.

Según la Oficina Nacional de Investigación Económica de EEUU, los ciclos de crecimiento entre 1854 y 1919 duraron de media 48,9 meses, entre 1919 y 1945 se prolongaron hasta los 53 meses, mientras que entre 1945 y 2009 la media de las expansiones han sido de 68,5 meses, una cifra a la que habrá que añadir el ciclo actual que ya se prolonga 120 meses.

Este periodo de crecimiento es de récord por su duración y de también de récord por su baja intensidad. Analizando el crecimiento nominal del PIB, «este ciclo ha sido el de menor crecimiento entre los 18 ciclos que han durado más de 3 años desde 1854. De hecho, esto podría haber ayudado a fomentar la longevidad del ciclo. Hasta 2018 no se cerró la brecha de producción que se abrió tras la Gran Recesión, por lo que la economía se ha encontrado en durante una gran parte de periodo en modo de recuperación», según explican desde Deutsche Bank. Aún así, la tasa de paro se ha reducido hasta el 3,6%, mínimos desde 1969.

Ciclos más largos

Y es que, en este ciclo, el crecimiento medio anual ha rondado el 2,2%, lejos quedan aquellos años en los que la producción crecía más de un 5%, impulsada por una demografía favorable y la fortaleza de la productividad. También los cambios en la estructura productiva del país ha ido haciendo que la economía sea cada vez más estable pero con un crecimiento más lento. Los grandes avances de productividad se han producido históricamente en la industria y la agricultura, mientras que los avances en el sector servicios (que predomina hoy en las economías avanzadas) han sido más moderados.

Jim Reid y Craig Nicol, economistas de Deutsche Bank, señalan en un trabajo sobre la economía de EEUU que «a medida que la economía ha ido ganando en diversidad y ha ido dependiendo menos de la agricultura (junto con una Reserva Federal más activas), los ciclos de la economía se han extendido».

Estos economistas también destacan el fin del patrón oro y del acuerdo de Bretton Woods que hasta la fecha habían estado restringiendo parte del poder contracíclico de política fiscal y monetaria. «La política económica podía ser así más flexible y con ello se abría la oportunidad para aplicar más estímulos». Al no existir el respaldo del oro por cada dólar impreso, tanto el gobierno como la Fed tenían más libertad para actuar a través de un mayor déficit público o una política monetaria más expansiva.

Los ciclos de crecimiento económico comenzaron a ser cada vez un poco más largos (gracias al control monetaria y fiscal), pero el endeudamiento también empezó a crecer, un patrón que se ha extendido hasta la actualidad. A esto hay que sumarle «el nuevo golpe que se ha dado en el ciclo actual, con la mayor expansión del balance del banco central de la historia de EEUU y a nivel mundial».

Por otro lado, China inició la reintegración a la economía global en los años 70, un proceso que fue progresivo y que al que más tarde se unieron otros países que también se habían mantenido aislados durante años. Este incremento de la competitividad a nivel global ayudó a un mayor crecimiento durante esos años que también estuvo impulsado por la generación del baby boomers, una vasta generación que se sumó a la fuerza laboral de EEUU durante esos años. El número de personas ocupadas creció con fuerza propiciando también un aumento importante de la producción.

Sin embargo, el menor crecimiento demográfico de las últimas décadas, un elevado endeudamiento y una productividad menguante está desembocando en unos tipos de interés muy bajos (exceso de ahorro) que contribuyendo a que los ciclos duren más pero el crecimiento sea más bajo. Con unos tipos de interés muy bajos, la destrucción creativa es inferior (empresas que mueren y que nacen), mientras que la asignación de los recursos es menos eficiente, por lo que empresas poco productivas tienen una vida muy larga, que a la postre es un poco lo que le está ocurriendo a la economía en general: un crecimiento económico lento que se extiende mucho tiempo.Trump amenaza la expansión más larga de la historia en EEUU

Ahora llega la gran duda: ¿cómo serán los ciclos en el futuro? Los expertos de Deutsche Bank ven tendencias encontradas. Por un lado, las políticas monetarias ultra-expansivas, con bajos tipos de interés y balances cada vez más grandes, parecen respaldar unos ciclos de crecimiento cada vez más largos… pero la decadencia del movimiento globalizador junto a una demografía que no apoya el crecimiento pueden reducir la longitud de las etapas de crecimiento.

Aún así, mientras que «seamos capaces de mantener grandes déficits, acumular más deuda e imprimir más dinero se seguirán pudiendo manipular la longitud de los ciclos más que en el pasado. Quizá la inflación sea el pegamento de esta situación. Una vez que los precios comiencen a crecer de forma estructural, el manejo de los ciclos económicos será más complejo», sentencian los economistas del banco alemán.

Fuente: eleconomista.es