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El Make America great again (Que América vuelva a ser grande) del presidente Donald Trump podría haber sido simplemente otro lema electoral vacío de contenido o, como realmente se ha mostrado, una peligrosa arenga patriótica y populista cuya hoja de ruta subyacente amenaza con hacer saltar por los aires al universo geopolítico actual. Dependía del convencimiento y de la profundidad con la que se expresara: si se hacía con coherencia o si se pronunciaba sin límites, evidenciando una voluntad de tensar la economía global desconocida desde la Guerra Fría.

La batalla comercial entre Estados Unidos y China que mantiene al mercado acongojado es solo una faceta de la gran guerra por la hegemonía mundial que reside en el fondo y en la forma que ha adoptado este lema político y que hoy está frenando sin remedio el ritmo de crecimiento de los dos potencias implicadas y del resto del planeta. Y que, incluso, introduce el riesgo de acabar convirtiendo esta desaceleración en una recesión. Por un lado, por estar condicionada por la urgencia de las elecciones a las que se enfrenta el propio Trump en 2020. Por otro, al permanecer su impacto enmascarado por la acción de los bancos centrales y los estímulos fiscales. También, por haber dañado la confianza. Y, por último, al encontrarse distorsionado por completo el interés que se exige a los países y al resto de agentes por financiarse, a pesar de soportar endeudamientos preocupantes.

En resumen, tiene que ver con el dominio de la economía mundial y, en segundo plano, con las elecciones en las que Donald Trump pretende ser reelegido.

Fuente: eleconomista.es