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WASHINGTON (EFE Dow Jones)–En la reunión de política monetaria de la Reserva Federal de junio surgieron divisiones sobre la perspectiva económica y la manera de proceder con respecto a las tasas de interés, según las actas de dicha reunión del banco central publicadas el miércoles.

Tras apuntar en abril y mayo que podrían estar dispuestos a subir las tasas en los próximos meses, los miembros de la institución discutieron en junio sobre la salud del mercado laboral, la perspectiva de crecimiento, los riesgos para la economía y si la inflación subyacente se está recuperando, según las actas del encuentro celebrado el 14 y 15 de junio, publicadas con el habitual retraso de tres semanas.

Pese a los desacuerdos, los integrantes de la Fed sí coincidieron en que era “prudente esperar” a conocer datos macroeconómicos adicionales antes de decidir la manera de proceder y esa parece la postura de cara a la reunión que tendrá lugar el 26 y 27 de julio.

La Fed subió las tasas en diciembre desde su nivel cercano a cero a un rango de entre el 0,25% y el 0,5%. Durante gran parte del año consideraron otra subida porque esperaban que la capacidad infrautilizada de la economía disminuyera y las presiones inflacionistas fueran aumentando. Pero retrasaron la medida porque tanto el crecimiento como la creación de empleo decepcionaron y surgieron nuevas preocupaciones.

Los inversionistas consideran ahora que no hay muchas probabilidades de que la Fed incremente las tasas en julio, tras el flojo dato de empleo del pasado mes y la decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea.

Los miembros de la Fed se mostraron preocupados por la inminente votación en Reino Unido y el resultado de la misma, que ha provocado volatilidad en los mercados y la apreciación del dólar, probablemente lleve a la Fed a mostrar más cautela respecto a su proceder con las tasas de interés.

Al término de la reunión de junio, acordaron mantener abiertas las opciones y preservar la flexibilidad para aumentar las tasas si la economía da muestras de cobrar impulso y de estar a salvo de nuevas conmociones. Aunque hubo consenso a este respecto, también hubo desacuerdo sobre varios temas. Algunos integrantes del banco central estadounidense hicieron hincapié en que, como las condiciones del mercado laboral y la inflación están cerca de los objetivos de la Fed, no habría que esperar demasiado a subir las tasas de nuevo. Algunos también mostraron su preocupación por la posibilidad de que un retraso excesivo de la nueva subida de los intereses incremente los riesgos para la estabilidad financiera.

Sin embargo, un par de miembros del banco central dijeron que preferirían acumular “las suficientes pruebas” de una recuperación sostenida de la inflación y de que la economía es lo suficientemente sólida para soportar otra subida de las tasas. Varios destacaron los riesgos bajistas para la perspectiva, incluida la posibilidad de que el flojo informe laboral de mayo y la debilidad de la inversión empresarial fueran precursores de una desaceleración más amplia del crecimiento económico.

Desde la reunión de junio, el referéndum británico del 23 de ese mismo mes se ha convertido en una preocupación aún mayor para la Fed, cuya presidenta, Janet Yellen, ya admitió en una rueda de prensa tras la última reunión que había influido en la decisión del banco central de mantener sin cambios las tasas.

“Al considerar los efectos del ‘brexit’, debemos unir el efecto en Estados Unidos a todo lo demás que está pasando en la economía estadounidense”, señaló Stanley Fischer, vicepresidente de la Fed, el viernes a la CNBC. “Y probablemente el resto de cosas que están pasando son más importantes para la perspectiva de Estados Unidos (…) que el ‘brexit’ por sí solo”.

 

Fuente: wsj.com