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En julio de 1944 tuvo lugar la Conferencia Monetaria y Financiera de la Naciones Unidas. Las resoluciones acordadas durante este encuentro se conocen como los acuerdos de Bretton Woods que establecieron las reglas del comercio internacional entre los países industrializados después de la Segunda Guerra Mundial.

Este nuevo orden estableció un sistema monetario internacional que adoptó el patrón oro-divisas. EEUU se comprometía a mantener el precio del oro en 35 dólares por onza al permitir la compraventa del preciado metal a ese precio de forma ilimitada.

Así, se mantenía fijo el precio del dólar, que se convirtió en la moneda de referencia en el comercio mundial. Otros países establecieron el precio de sus monedas nacionales en relación al dólar estadounidense. Los acuerdos de Bretton Woods permitieron a cualquier país devaluar y reevaluar sus monedas nacionales respecto al dólar en la tasa fija del 10%.

En 1971 Nixon abandonó el patrón oro sin el consentimiento del congreso, lo que dio paso a una época de expansión económica sin precedentes. El comercio global de petróleo se fijó en dólares en 1974, cuando Arabia Saudí acordó utilizarlo como divisa de referencia del mercado petrolero.

En la actualidad algunos países como Irán, Turquía, Rusia, China, Brasil o India han decidido abandonar el dólar y utilizar sus monedas nacionales en el comercio bilateral. Otros países pretenden seguir sus pasos, lo genera un impacto negativo en la moneda estadounidense y en la economía de EEUU.

Expansión de las monedas nacionales

En este nuevo escenario de expansión de las monedas nacionales en las operaciones de importación y exportación, las reservas del dólar estadounidense almacenadas en los bancos centrales de los países de todo el mundo pronto podrían volver a EEUU, lo que produciría un colapso económico de gran envergadura y de consecuencias impredecibles.

Recientemente China ha firmado futuros contratos de compra de petróleo en yuanes, con la opción de convertirlos en oro. Este país asiático es el mayor importador de petróleo del mundo y está preparándose para crear un nuevo modelo de mercado petrolero, modelo que evita por completo el uso de dólares.

Dado que el dólar todavía mantiene el liderazgo mundial en el mercado de divisas, Pekín propone cambiar los yuanes por oro en sus acuerdos, reforzando el valor y credibilidad de su moneda.

Esta decisión supone un duro golpe a la influencia global del dólar estadounidense.

La adquisición de petróleo en yuanes por parte de China amenaza con debilitar el tipo de cambio de esta moneda americana con relación a las divisas de otros países. A raíz de ello su tipo de cambio podría llegar a derrumbarse y el mundo sería testigo del surgimiento de una nueva fiebre del oro, ya que los mercados en vías de desarrollo necesitarán de este metal para apoyar el cambio de sus monedas.

Fuente: eleconomista.es